Nadie se sentirá extraño, ni como observador ni como parte del espectáculo. Todo tiene cabida en este Carnaval Nocturno, sin duda una de sus peculiaridades de los Carnavales de Villarrobledo. Hay que estar preparado para cualquier cosa, las sorpresas van saltando a cada paso, la risa y la diversión están garantizadas.

Como en un gran escenario al aire libre noche a noche la Plaza de Ramón y Cajal y calles adyacentes recogen infinidad de escenas, parodias y espectáculos. La socarronería y la chanza, propias de las gentes de este pueblo, adquieren proporciones insospechadas, al igual que la imaginación y la creatividad. Se suelen llevar al esperpento los hechos y cosas más simples de la vida cotidiana, desde un mercadillo ambulante en el que se venden las cosas más sorprendentes, una tómbola con premios incalificables, un pescador que durante horas pesca en una fuente… Por este Carnaval nocturno desfilan además “personajes” de todo tipo y condición, que van desde la sofisticación más absoluta a lo más simple y sencillo, sin perder nunca la originalidad.

La labor y el esmero, la originalidad, y creatividad de los disfraces, parodias y escenas representadas obtienen su premio. Cada noche, de manera callada y anónima, un jurado se encarga de realizar una selección entre las distintas propuestas y de madrugada se dan a conocer los disfraces que han obtenido el reconocimiento del jurado. Los ganadores reciben el correspondiente premio, normalmente productos típicos de la gastronomía local.

Y para completar este ambiente noche a noche una orquesta ameniza la velada bajo la gran carpa que cubre el espacio central de la Plaza de Ramón y Cajal.

Día del Orgullo Manchego

orgulloUna exaltación de los rasgos que definen la cultura manchega: los trajes típicos -en este caso también cabe la libre interpretación, la exageración, siempre buscando la nota de humor- las palabras propias y dichos usados por el pueblo y por supuesto la gastronomía tradicional. La noche del martes es común que peñas, comparsas y grupos ocupen la Plaza de Ramón y Cajal con escenas de las costumbres populares, no faltan los productos y platos más típicos, que en muchos casos son preparados in situ, en improvisadas cocinas tradicionales. De todos estos alimentos se da buena cuenta a lo largo de toda la noche.