Último día de Carnaval.

La Plaza de Ramón y Cajal vuelve a ser el escenario. Para acabar bien una fiesta no puede faltar una buena comida y Don Carnal, pese a estar exhausto tras diez días sin tregua, se resiste a poner punto y final a los Carnavales de Villarrobledo y quiere retirarse a lo grande. Para recomponer el cuerpo y reconfortar el alma qué mejor que disfrutar de uno de los platos más singulares de la gastronomía local, las gachas con tocino, pan para mojar y un buen vino de las bodegas locales para acompañar, y por si queda hambre que no falten ni chorizos ni morcillas.

Este defensor a ultranza de los placeres no se conforma con que las haga cualquiera, sino que organiza un concurso de gachas hechas a la manera tradicional y en la lumbre. De este modo se asegura que se comerán las mejores, ya que los participantes tendrán que esmerarse en su preparación para obtener ese reconocimiento.